Haciendo Memoria

Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías y también tenemos la alegría de nuestros dolores. Porque no nos interesa la vida indolora que la civilización del consumo vende en los supermercados. Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor que por tanto amor pagamos. Nosotros tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran la pasión de andar y el amor al camino. Tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque la lucha por la justicia y la belleza vale la pena también cuando se pierde. Y sobre todo, tenemos la alegría de nuestras esperanzas en plena moda del desencanto, cuando el desencanto se ha convertido en articulo de consumo masivo y universal. Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano. Eduardo Galeano
Colombia tercera parte:

Frunciendo el seño como si eso ayudara de alguna manera a recordar me siento y escribo. Salvo anotaciones aisladas hace un tiempo que no lo hacíamos. No tiene que ver con falta de ganas de compartir los pasos de la chancha por los nuevos caminos, sino con sucesiones de hechos inesperados que fueron modificando el rumbo incesantemente. Tanto cambian los planes, que del plan: cruzar a Panama, mañana pasamos a subir a un avión que nos llevara a la, ahora cercana, isla de Cuba.

Hechos inesperados, viento fresco que te pega en la cara, que despabila, que cuando nos empezamos a adormecer nos mueve el tablero, nos recuerda lo que hacemos y porque lo hacemos, nos incomoda y nos obliga a caminar en busca de otra sombra que afortunadamente el sol borrara un tiempo después.

Habiendo no explicado los motivos de tanta demora en contar este nuevo capitulo del viaje, vamos a adéntranos en los acontecimientos.

Una vez mas planeamos estar en la ruta al mediodía, aunque eran recien las 5 de la tarde cuando por el espejo retrovisor veíamos como se alejaba la hospitalaria ciudad de Medellín, mientras que adelante nos esperaba el clásico hormiguero automovilístico que inevitablemente se forma en las periferias de las grandes ciudades.

Escoltados por el arco iris nos dirigíamos a nuestra próxima parada: el pueblo de Santiago.

Después de vernos en una nota que nos habían hecho en Medellín, Julián nos escribió invitándonos a conocer el lugar donde vivía. Santiago, un pueblo a 3 horas de Medellín, ejemplo de una historia que se repite en Sudamérica. Hace años dejo de transitar el ferrocarril, lo que hizo que de a poco el pueblo vaya quedando aislado. Famoso por las orquídeas que en determinada época del año crecen en los techos de las casas, con el silencio en las calles transitadas solo por bicicletas, recorrimos los rincones de un hermoso pueblo que camina, pero en cámara lenta.

Llegamos de noche, nos esperaba Julián con su amiga, Valentina, quienes junto con sus familias enteras nos brindaron todo. Almorzábamos con una familia, cenábamos con la otra, si paseábamos con unos, despues tocaba paseo con los otros. Tanto calor humano y mimos hicieron que lo que iba a ser una noche en Santiago se convirtiera en tres días. Casa de colores, calles adoquinadas, el túnel por donde pasaba el tren con sus viejas vías, caídas de agua que cruzan el pueblo, la intacta estación de tren, la amabilidad de su gente y la hermosa sencillez del pueblo lo hacen un lugar mágico.

Julian y su famillia


Valentina y la suya.
Gracias enormes¡!!

De nuevo en la ruta nos esperaba un largo viaje hasta Bucaramanga..

Ya cayendo el sol veíamos la enorme ciudad a pocos kilómetros. Tan enorme se veía que nos empezamos a preguntar si realmente queríamos llegar ahí a pasar la noche. En general los lugares mas complicados para dormir una primera noche en la chancha son las grandes ciudades. más si llegamos de noche. Así es que algunos kilómetros antes vimos el clásico cartel rutero que indicaba que en la próxima salida estaba Girón. Varias personas nos habían hablado de esta pequeña ciudad colonial, la ciudad blanca (Otra mas en la lista de ciudades Blancas).

Después de algunas vueltas que incluyeron paseo a pie por la parte histórica, conocimos un nuevo amigo quien nos recomendaría dormir en frente de una especie de barrio privado en donde había seguridad por la noche, baños naturales (arbolitos) y lindo silencio. Esa noche después de tanto viaje no quedaron energías ni para la cena, derecho al sobre. A la mañana siguiente, nos despierta nuestro anfitrión con invitación a su casa para desayunar, bañarnos y charlar: oferta que de ninguna manera se puede rechazar.

Buena onda, intercambio de anécdotas aventureras y un “hasta la próxima” de despedida.

Mas amigos en las rutas Colombianas

De ahí la idea era ir para el Cañón del Chicamocha, el segundo cañón mas grande del mundo, pero a ultimo momento nos enteramos que Paola, una amiga viajera, estaba en Florida blanca a escasos 10 kilómetros de donde nos encontrábamos. No hizo falta mas que nos pase la dirección y ahi estuvimos.

Pao, Argentina, salio en la misma época que nosotros de Buenos Aires, viaja con Agustin y hace mucho que veníamos intercambiando mails pero nunca se habian cruzados nuestros caminos. Aunque nos conociamos de antes pero no nos habiamos dado cuenta. Cosas que pasan en la vida de los viajeros. Una vez mas lo que iba a ser una noche, fueron tres en un estacionamiento de Bucaramanga, con mucha risa, mas anécdotas viajeras y en compania de los grandes anfitriones Julian y Daniel hermanos, que vivían en frente de nuestro estacionamiento-hotel.

Tres días después nos despedíamos de Pao, que viajaba a Argentina por unos temas personales y de Julián y Daniel pero con la seguridad de que nos reencontraríamos días mas tarde ya que luego de conocer el cañón del chicamocha, el hermosísimo pueblo de Barichara y perdernos por algunos campos de por ahí, deberíamos volver a Bucaramanga para seguir camino a la frontera con Venezuela.

Julian, anfitrion y Pao, viajera. Amigos del viaje.

El departamento Colombiano de Santander, donde nos encontramos se caracteriza entre otras cosas, por sus hermosos paisajes y por las famosas hormigas culonas, manjar que guardamos para comer con nuestros amigos de Florida Blanca

En Colombia hay mas peajes que gasolineras, muchos mas.








El Cañon del Chicamocha I




Nos preguntabamos cuando veiamos a los chicos en bici como hacian para subir estos enormes cerros... la respuesta.

Camino a Barichara vimos al costado de la ruta una camioneta con un mapa gigante en la parte de atras. Por supuesto que paramos y cuando nos acercamos tambien descubrimos que la placa era Argentina. Un ratito mas tarde aparecieron Carlos y Zulma, los tripulantes de la nave con quienes compartimos unos mates a la vera de un arroyo. Cuando los cruzamos hacia 40 dias que habian salido de su natal San Pedro en Argentina, por estos dias ya deben andar bien al norte. Sus huellas estan plasmadas en: www.ungranpaisnadamas.com.ar.
Salute por ustedes amigos!. Miren que nos acordamos de la promesa del asado en San Pedro, vayan eligiendo los chori.
Esa Tarde llegamos a Barichara y entendimos porque todos se enamoraban del lugar. Aqui las imagenes que poco trasmiten lo que alli se respira.

Ni bien llegamos, ya sabiamos que este era el lugar indicado para pasar la noche.


























En 1978 el centro historico del pueblo fue declarado monumento nacional.

Según dicen las hormigas culonas son unos de los manjares más exótico de la cocina Colombiana. La costumbre de comerlas fue heredada de los Guanes, un pueblo indígena que habitó el sur de Santander, hace más de 500 años. Estos no solo las comian como un gran alimento proteínico, sino que además la consideraban una importante fuente de virilidad. Los Guanes le llaman “coprico,” es decir, comida matrimonial, y era regalada a los novios en su noche nupcial.

Una de las particularidades es que se recolectan durante los meses lluviosos de abril y mayo, época en la que salen de sus hormigueros. Los campesinos santandereanos se preparan para esta época con ropas gruesas para evitar la picadura de los machos, y con la mano, las van recogiendo de una en una para conservarlas vivas.

El Cañon del Chicamocha II

De regreso, mientras almorzábamos al costado de la ruta conocimos a Gloria, quien paro asombrada por ver a la chancha, nos regalo fruta, nos dejo su numero de teléfono y nos invito a dormir esa noche en su casa que justamente vivía en Florida blanca hacia donde nos dirigíamos a encontrarnos con nuestros amigos.

Atardeció en el imponente cañón y cuando se dejaban ver las primeras estrellas en el cielo llegamos a Bucaramanga. Noche despedida, pizza y hormigas culonas con Julián y Daniel, abrazos y dos amigos mas que quedaban en el camino.

Después de comer nos recibió Gloria en su casa, quien junto con su familia nos hicieron sentir como en la nuestra. A la mañana siguiente no solo nos prepararon el desayuno sino que Gloria nos cocino sancocho para el almuerzo que nos tocaría en la ruta.

Preparados para un largo día de viaje rumbo a Cúcuta, frontera con Venezuela, dejábamos atrás la ciudad.

El mismisimo instante en que Daniel y Julian probaban por primera vez las hormigas culonas. Se puede observar como estaban disfrutando la degustacion.


Grande Gloria y su sus riquisimos sancochos!


No podemos dejar de sacarle foto a los cartelitos exoticos que nos acorralan en las diferentes calles que transitamos. Es mas fuerte que nosotros.

A pocos kilómetros, al costado de la ruta vemos una mochila gigante con una mano que hace dedo. Es Franco, amigo Argentino que habíamos conocido en Medellín y quien se sumaba al interminable viaje a Cucuta. Para completar el equipo de la travesía se sumaria 10 kilómetros mas adelante Esteban, Uruguayo, quien iba rumbo al mismo destino.

Ilusos pensábamos llegar esa misma noche a Cucuta pero no teníamos en cuenta que había que subir al páramo de un cerro enorme, donde en dos ocasiones estuvimos parados durante una hora porque estaban reparando la vía y en otras dos ocasiones estuvimos detenidos dos horas más por accidentes de transito. Finalmente con la chancha pasada por agua de tanta lluvia cerca de las diez de la noche llegamos a Pamplona, pueblo ubicado a 3 horas antes de Cucuta.

El Paramo camino a Pamplona, el punto mas alto y mas frio!





Naty copiloto, Esteban cebador de mate oficial, Franco encargado del entretenimiento abordo y Pato fotografo / conductor.

En la plaza del pueblo muertos de frío y medios desorientados conocimos nuevos amigos quienes después de preguntar si teníamos yerba para tomar mate argentino, nos invitaron a su casa. Cenamos fideos comunitarios y después de un par de vueltas terminamos durmiendo con la chancha en frente de la estación de policía.

A primera hora de la mañana (pocas veces en el viaje podemos decir que algo sucedió a primera hora) nos encontramos con los dos compañeros de viaje y emprendimos la recta final hasta Cucuta.

Una vez en la ciudad fronteriza, nos despedimos de nuestros amigos que seguían rumbo a la patria Bolivariana y fuimos en busca de la casa de Jose, quien por recomendación de Andrés, amigo Paisa, nos hospedaría en su casa.

Otra vez amigos colombianos que nos abren las puertas de su casa, otra vez la chancha se siente como en familia. Cuatro días a pura producción de billeteras y bolsos, a puras películas y comida, cuatros días a puro calor.

Jose, quien nos hospedo en su casa y nos hizo el tour por la ciudad de Cucuta.


Vecinos Cucuteños

Aquel sábado a la mañana nos despedíamos de Jose, su mujer y a toda maquina enfilamos a la frontera.

Frontera

Parte 1:

Confiados los viajeros y la chancha se apersonan en migración de Colombia, hacen los papeles correspondientes con éxito

Parte 2:

Los mismos protagonistas, ahora del lado venezolano hacen los tramites de migración y cuando se dirigen a la aduana para hacer los papeles de la chancha encuentran que la oficina esta cerrada por carnaval.

Parte 3:

Todavia con la certeza y la ingenuidad encima de pensar que ibamos a cruzar al otro lado le preguntamos a todo oficial como podiamos proceder para hacer los papeles de aduana y alli mismo confirmamos que hasta dentro de 5 dias no abriría la aduana por Carnaval, sin excepciones.

Parte 4:

Los viajeros acuden a todas las artimañas aprendidas en el camino llegando a hablar con el jefe de policia del departamento, con el jefe de la aduana tributaria, con super hijitus y el chavo del ocho, Mirta Legrand no contesto, miky Mouse tampoco, hasta recurrimos al magico chasquido de dedos de Mary Poppins pero nada mejoro.

Parte 5 y ultima:

Con la cabeza baja y silbando bajito volvimos a lo de Jose quien nos recibió de brazos abiertos hasta el miércoles donde por fin pudimos cruzar del lado Venezolano.

Aquí comienza un nuevo capitulo que dejaremos para la vuelta de la tierra de Fidel.

Amiguetes antiguos, nuevos, futuros, dibujos animados anónimos esto fue todo por ahora, queda mucho por contar pero será recién dentro de un mes. Aguante el caribe, aguante la arepa rellena, aguante la cocada , aguante la cachapa, aguante los cocos que no te caen en la cabeza, aguante los mangos fruta y los magos en billete solo en su justa medida, aguante los viajeros motonautas, aguante las monedas de 12 centavos y medio, aguante aguantar. Los queremos!