jueves, 18 de julio de 2013

El otro lado





Un volante desplegable mas chico que mi mano enumera los peligros de cruzar, sin papeles, una de las fronteras mas vigiladas del mundo: México - Ee.uu. Avisa preocupadamente pero con cautela que es posible que te pique un escorpión o una cascabel, que mueras de calor, deshidratado, de frío por la noche o que te agarre la guardia nacional migratoria estadounidense una vez que pudiste cruzar el cerco. Si la suerte es poca y te agarran no meter las manos en los bolsillos, levantarlas al cielo y esperar. 
Día a día cientos de migrantes sin papeles intentan cruzar esa raya imaginaria que han tratado de materializar con rejas, cemento y hombres armados deambulando al acecho. Por si no te diste cuenta que ahí termina México y que empieza EE.UU, mandaron varias franjas de muros. Algunos ya quedaron oxidados y pintarrajeados. Otros esbozan gritos, furia e indignación  y tratan de no borrar de la memoria colectiva los cientos que pasan y se quedan en el limbo de ningún lugar. Otros muros se ve que son el la propuesta de la ultima campaña política de un lado o del otro: unos muros ultimo modelo, super resistentes, altos, todos del mismo color, sin pintar, con mucho cemento. Como si no fuera poco algunos helicópteros frecuentan la zona. 
Las personas que son vistas pasan de ser inmigrantes ilegales a deportados en pocos segundos y después de estar detenidos en el pedazo de tierra que no es ni de uno ni de otro pasan a ser refugiados en la primer ciudad donde haya un lugar de cuatro paredes que los pueda acoger. Por lo menos hasta que consigan volver al lugar de donde vinieron. Quizá a su casa o quizá a ninguna parte. 
Entrando a Mexicali la indicación de un vendedor de agua nos hace llegar al cuartel de bomberos. Un buen lugar para pasar la noche antes de seguir viaje a Tecate. El capitán del cuartel nos pide que lo sigamos en el auto después de la promesa de llevarnos a otro lugar sin ruidos y con camas para pasar la noche.
El capitán nos despide después de dejarnos en un lugar que todavía no conocemos. Cuando leo el primer cartel me doy cuenta que estamos en un refugio para migrantes. El refugio se improvisa en un cine donde la pantalla se convirtió en pared. Un niño de un año o menos encontraba en el piso algo parecido a una moneda que convertía en un juguete y se lo daba a Cona que le sonreía con todos los dientes. La única chica que vi se cepillaba el pelo mojado. Otros trapeaban el piso interminable. Algunos con una mirada cansada y perdida nos miraban desconcertados. Otro nos daba la bienvenida con el clásico: ¡¡¡Sheee Boluro!!!. 
El calor transpiraba las paredes altas que terminaban después de unas escaleras que llevan a un mini piso que sobresale 2 metros al centro y sostiene las camas de la izquierda para los hombres y a la derecha para las mujeres. Mientras tanto, sentada del otro lado del mostrador escuchaba una a una las preguntas para llenar el formulario de ingreso que debía completar para poder quedarme junto con dos amigos mas en el refugio. Al mismo tiempo que batallaba con la pregunta -¿Cual es tu religión?- trataba de ver alrededor y encontrar el baño y las camas. Después de las preguntas oficiales como nombre, edad y fecha de nacimiento venían otras como: ¿tatuajes? ¿heridas? ¿lunares? ¿altura? ¿peso? ¿color de pelo? ¿color de Ojos? ¿talla de pantalón? ¿de zapatos? Ya finalizando la pregunta que cerraría el formulario ¿Cual es su objetivo /plan de estancia?
Después de esa pregunta me dejo helada y sentí vergüenza. Por unos minutos imagine lo que podía sentir un migrante refugiado y no lo supe. Lejos de casa. Apostando a todo o nada. Sin saber que hacer. Sin nada de nada. Y nosotros estábamos ahí por elección ... Por elección. No porque después de haberle dado todo el dinero que tenia a un coyote me hayan devuelto. No estaba ahí porque después de escurrirme por la grieta escondida de algún paredón me haya visto un oficial. Al otro día todo iba a ser como antes. Nadie me iba a decir que hacer ni donde ir. Me iba a levantar de esa cama prestada por la que pasaron tantas almas solitarias con el sueño artificial americano pisoteado y me iba a ir como si nada. 
Al final de responder las preguntas una por una, tres hojas del formulario y un casillero con letra grande dejó anunciado: objetivo/plan de estancia: Turismo. 
Terminamos la noche en otro cuartel de bomberos. Nos mostraron una habitación donde nos podíamos quedar. Nos fueron a comprar unas tortas de jamón y queso. Llego la madrugada y nos dormimos con el aire fresco del aire acondicionado que nos exigió una manta. Al otro día seguiríamos para Tecate. Atravesaríamos una de las partes mas duras del desierto mexicano.



Ardillitas del desierto mas conocidas como juancitos


El coyote 



 Comienza a atardecer. El calor extremo del día se convierte en un frió insoportable por la noche


Por la noche salen las verdaderas dueñas del desierto.

 La Cascabel



 Tecate. Frontera Mexico- Usa. El cerro del Cuchuma atravezado por un muro de hierro



Mañana va ser un gran día 
te lo digo yo 
nos vamos a mira las caras 
entre todos 
el norte no va estar arriba 
va a ser todo sur 
ya no van a sangrar las manos 
de esos pocos 


Ya no hay dolor 
ya no duele 
y no va doleeer 


si todo lo q te lastima 
el tiempo lo hace durar 
hasta q seas consciente que
no te hace daño 
si yo no se lo digo a nadie 
pero me di cuenta 
que pudo ser peor 
que no fue para tanto 

Ya no hay dolor 
ya no duele 
y no va doleeer 

Mañana va ser un gran dia 
te lo digo yo 
nos vamos a mirar las cara 
entre toodos 
y vos preguntaras porque 
esperamos tanto 
solo para tomar impulso 
y llegar mas alto 

Ya no hay dolor 
ya no duele 
y no va doleeer 
(...)

Tema de: No Te Va A Gustar, Banda Uruguaya



Todas las fotos fueron tomadas por Constanza Herrera Erber

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