miércoles, 7 de abril de 2010

De San Juan a la luna

Mientras un hermoso atardecer pintaba de colores las sierras y hacia mas mítica la vieja ruta 40 llegábamos a Jachal, San Juan. Claro que previo paso por la capital de esta provincia sin pena ni gloria pero infaltable para conseguir mapas y alguna nota en la Radio que nos abra puertas de agua caliente, venta de bolsos o simplemente una buena compañía.




Jachal es un pueblo al noroeste de la provincia cerca de la cordillera al que llegamos luego de que varios enamorados de sus ríos y paisajes hicieran de esta , una parada obligada. Tambien el gran amigo Augusto nos advirtió que se pescaba trucha y ahi fuimos .
En la primera noche encontramos un camping muy bonito a un precio accesible ya que era indispensable la ducha, a esa altura anhelada.
Por lo que se dejo ver antes del la caída del sol, ya entendíamos porque tanta recomendación de que pasemos por aquí, un lugar hermoso aunque escondia un trago amargo.
Hablando con el dueño del camping nos cuenta que efectivamente años atrás por estos lugares se pescaba pero que hoy en día, debido a la notable disminución de agua en la zona muchos de los ríos se secaron y hasta el dique del cual se extraía el agua que utilizaban los pueblos de alrededor, también de apoco empezaba a disminuir el nivel. Lo lamentable de todo esto es que la causa de nefasto acontecimiento se debe en mayor medida a la explotación indiscriminada de las minas en la cordillera para extraer oro. Esta explotación a manos de empresas extranjeras no solo está dejando sin agua los ríos, ya que utilizan cifras incalculables por minuto, sino que sus desechos contaminan las napas de agua subterráneas las que son vitales para la supervivencia de los pueblos vecinos. El impacto ambiental provocado por estas minas es devastador para la flora y fauna de la zona. Mientras observo un arbol con gran parte de sus hojas secas debido justamente a la contaminación del agua, recuerdo que cuando preguntamos porque el pueblo no hacía nada para impedir tanta destrucción, nos contestaban que se hacía difícil porque los políticos, en teoría encargados de defender los intereses de la provincia, eran ellos en persona los que entregaban las tierras a explotar a cambio de sumas de dinero las cuales previsiblemente nunca llegan a los ciudadanos.
Mientras con una mano revuelvo la olla con nuestra cena, pienso que lamentable es que esta misma problemática castiga a los pueblos latinoamericanos desde hace siglos y lo que aterra es la sensación de que no podamos hacer nada, lo cual se que no es cierto e imagino que la única solución sería la unión de todos los damnificados… que somos vos, yo y todos los que queremos seguir disfrutando de este hermoso planeta. Esta realidad muda y casi invisible pero imposible de pasar por alto, obliga aunque sea una reflexión. Desde nuestro lugar intentamos aportar lo que creemos que está a nuestro alcanze que es justamente esto, difundirlo.



Desde que entramos a San Juan es notable la cantidad de viñedos que se observan a los costados de las rutas. En uno de los tantos cartelitos confeccionados a mano que anuncian “Vendo Uva” y luego de varias horas viajando, caímos tentados ante la irrechazable oferta de 1 kilo $1,50.
Golpeando las palmas llamamos a la puerta hasta que apareció un hombre quien nos pidió que aguardáramos 10 minutos mientras iba, tenaza en mano, a los viñedos a buscar nuestro almuerzo.
Antes de despedirnos nos conto que él vivía en Rio grande, Tierra del Fuego, que venía a la casa donde nos encontramos a visitar a su suegra todos los años y que por más que esta poseía 6 hectáreas las cuales no explotaba por su avanzada edad y el si lo podría hacer, contaba que a pesar de no gustarle donde vivía debido al frio constante y a la chatura del paisaje, se quedaba en el sur porque ya tenía su negocio armado. Contaba también con ejemplos que a mucha gente de aquella isla del sur no le gustaba vivir ahí, ni el trabajo de operario en las fábricas que tenían pero se quedaba a vivir porque ganaba más plata que en otros lugares.
Devuelta en la ruta me quedaba dando vueltas en la cabeza porque alguien elegiría hacer algo que no le gusta, en un lugar en el que tampoco está conforme solo porque ganaba mejor. A caso uno no gana plata justamente para hacer lo que le gusta? No sería más lógico resignar dinero a cambio de vivir en un lugar que nos resulte más acogedor. Sin juzgar esa actitud pero reflexionando sobre ella es como paso el tiempo manejando hasta llegar al Dique “Cuesta del viento”.
En este lugar en donde como su nombre lo indica el viento es constante y fuerte, se suele practicar Wind surf a nivel internacional aprovechando esas condiciones naturales.
El contraste del agua turquesa con la orilla da un suave color amarillo, las sierras de piedras de colores violáceos y rojizos confundiéndose en el horizonte con algunos picos nevados de la cordillera hacían un cuadro inolvidable para la vista.
Bajamos a la playa y aferrados a la belleza del lugar para no volarnos pasamos parte de la tarde con nuestro botín de uvas y algunos ravioles de la noche anterior que por suerte no provocaron los retorcijones pronosticados para nuestras panzas a la hora de la elección del menú. Como diría la abuela, cuando hay hambre… uvas y ravioles están buenísimos!




...A pedido de la abuela...
Más tarde buscando un lugar más reparado del incesante y ruidoso viento recorrimos Rodeo e Iglesia pequeños pueblos en donde abunda el silencio y la tranquilidad.
Ya anocheciendo regresamos por el zigzagueante camino de cornisa hasta Jachal para reponer energías para el próximo paso: Talampaya, Ischigualasto (Valle de la luna).
A las 6 de la mañana sonó el despertador, todavía de noche ya que en esta zona amanece recién a las 7. Codazos y falsas promesas sucedieron entre nosotros para ver quien se levantaba primero. Finalmente todavía no sabemos bien como ocurrió pero 30 minutos más tarde estábamos bañados y con el café con leche en las tazas, listos para salir a la ruta. Ya en el caprichoso camino de curvas y contra curvas, el sol comenzó a asomarse detrás de las montañas obligándonos a parar y admirar así, el que fue nuestro primer amanecer del viaje.


Dejando atrás el camino de cornisa nos vamos adentrando en un paisaje mas desértico que nos va haciendo palpitar la llegada al parque nacional Talampaya, como lo advierte en el cartel de bienvenida “patrimonio de la humanidad”. Lo que no dice este cartel es que este parque se encuentra en la provincia de la Rioja y el Ex presidente Carlos Saúl lo privatizo. Por lo tanto solo podes visitar una parte del parque, si queres conocer los mayores atractivos como el Cañón de Talampaya etc. tenes que dejar tu vehículo en la puerta y contratar una excursión a la empresa Rolling travel para que te paseen en sus jeep y te lleven a los mismos lugares que podrías acceder por tus propios medios pero por un precio oprox. $100 cuando la entrada a cualquier parque nacional no puede superar los $12. Debido a las intensas lluvias de los días anteriores, estaba inundada parte del parque motivo por el cual solo pudimos ver las inmensas paredes color ladrillo a la distancia desde la entrada, lo que no impidió que se muestren particularmente hermosas.
Donde sí pudimos vivirlo desde adentro es en Ischigualasto más conocido como “el Valle de la luna” que se encuentra a 70 kilómetros de Talampaya. La primer grata sorpresa que nos llevamos, que lejos esta de ser lo que le da la belleza al lugar, es que conseguimos electricidad, wi fi y duchas! Detalle insignificante para algunos pero gran valor agregado para viajeros como nosotros.
Al Parque llegamos cerca de la una del mediodía, hecho que nos sentencio a un calor agobiante durante toda la visita.
El paisaje es extremadamente árido, abundan los cactus, el viento es constante y las formaciones de rocas y minerales varios, crean una geografía realmente particular.
Este lugar se formo con el choque de las placas de la tierra que dieron lugar a la formación de la cordillera, sumado a ello la escases de agua, hace de este un lugar muy atractivo para los arqueólogos. Aquí se encontraron ya numerosos restos fociles de Dinosaurios lo que le dio al parque prestigio internacional.Como una imagen vale más que mil palabras, esto es el valle de la luna:















Así transcurrió nuestro día galáctico, un amanecer de otro planeta y un atardecer en el Valle de la luna.

5 comentarios:

  1. Patri y Naty: Me gustó el Valle de la Luna aunque imagino que sería mas lindo verlo personalmente.
    Tengo una duda, decime Patri cuando decís "abuela" querés decir Elena, no me confundas como cuando eras chiquito y para vos todas eran abuelas y le pusiste un nombre a cada una.
    Los quiero mucho

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  2. Nos tenian abandonados!!! Quiero que sepan que desde acà los bancamos y tienen un lugar en nuestro corazon !!! y los acompañamos en este sueño !!!
    Besos y abrazos a los dos !!!

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  3. hola chico la verdad q los felicitos soy de merlo san luis el de la herreria aguante q no se calleron esos mosquiteros jejejej vamos q ustedes pueden besos y buen viaje

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  4. HOLA VIAJEROS!
    HA PASADO UN TIEMPO DESDE QUE ESTUVIERON EN SALTA, Y PENSAMOS POR DONDE ANDARAN...
    NO SE OLVIDEN DE INCLUIRNOS EN SUS NOTAS VIAJERAS CHE!!!!
    UN ABRAZO
    MIGUEL ANGEL GILIBERTI Y EL EQUIPO DE PREPARANDO EL EQUIPO DE RADIO MAXIMA

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  5. siinn palabras.....pamm hu y xio...vamos que falta......los re bancamss che....

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