viernes, 30 de septiembre de 2011

Encuentros entre Cachapas y Zapotes

Y aqui nos remontamos a las primeras pisadas por la Venezuela Bolivariana

Venezuela fue más que un destino dentro del Viaje, fue un lugar de encuentros y reencuentros...


Lo que nos trae a Venezuela es Belén, Amiga de la infancia, viajera... Ella salía de viaje unos meses antes que nosotros y a pesar de haber hecho una ruta similar todavía los caminos no se habían cruzado. Es mientras estamos en Medellín, cuando hablamos y vemos las posibilidades de encontrarnos en Mérida, pero es recién en Choroni donde sucede el rencuentro con ella, Jimena y Vicky .




De choroni, seguimos hacia Chuao, un pueblo al que se llega solo por el mar caribe. La mayoría de sus habitantes pertenecen a una comunidad Afrodescendiente. En el pueblo hay mucha diversidad. Muchos paisajes diferentes. Los árboles uno detrás de otro plantean un paisaje exquisito, con sombra y rayos de sol que penetran en el suelo colándose entre sus ramas. El río que lo cruza es caudaloso y deja jugar a los niños del pueblo que improvisan un barco con la estructura de una heladera abandonada. El pueblo vive en gran parte del turismo y de la producción de Cacao. Allí conocemos a Luna,  que emprendió su viaje hace menos de un mes desde Brasil. Muchas de las fotos de Chuao son de su camara. A ella la volveríamos a ver en Chichiriviche.


















Proceso de secado natural de Cacao en Chuao








El malecon de Chuao

Desde el pueblo, para ir de la costa hasta el centro solo hay un transporte con TV incluida.


El que ven en la foto: Chichi. Nos hospeda en su casa, nos pasea por los caminos de Chuao, nos cuenta un poco de la historia del lugar y nos lleva a un árbol enorme con cientos de años encima. Le salen gigantescos nudos en su tronco y sus ramas que simbolizan, según la leyenda, los cráneos de las personas que acaban de enterrar en el cementerio del pueblo.














Luna, fotografa oficial de la chancha, se queda en Chuao, mientras nosotros, Belén, Jimena y mauro emprendemos viaje hacia Valencia. Allí nos despedimos de nuestras grandes amigas que se suben a un avión para llegar hasta Cuba. Nos abrazamos fuerte sabiendo que nos reencontraríamos en poco tiempo.






Al fondo a la izquierda el tenebroso arbol



Choroni













Finalmente nosotros nos quedamos un mes y medio en Chichiriviche, Un pueblo costero del caribe venezolano, desde donde se visitan los hermosos e imponentes cayos (islas) en el medio del mar. Nuestro tiempo en Chichiriviche se dilata. El plan era producir todo lo que podamos durante el mes, vender los finde semanas y llegar a la semana santa, donde se prometía un fin de semana largo con visitas de turistas nacionales y muchas ventas

Cayo Sal, a minutos de chichiriviche


Un encuentro motorizado de mundo, los renolentos, coleecionando sueños en su duna magico y la chancha, todo por el mismo precio!!!


Asi arrancaban los festejos cumpleañeros..

El mes entero fue dedicado a cortar tela, cocer, tejer macramé y doblar alpaca para llenar un parche que por suerte poco a poco quedaba más pequeño.

Ya casi llegando a la semana santa, donde toda la gente del pueblo prometía ventas desorbitantes, en la isla o cayo, ocurren dos cosas maquiavélicas
1: Se larga a llover torrencialmente, casi sin parar.
2: Se rompe la maquina de cocer y quedan 100 bolsos a medio terminar.
En cuanto a la segunda cosa sucedida Quedaban pocas opciones
Llamar al chapulín colorado
Resignarnos
Buscar otra maquina de cocer

La tozudez logro que al instante salgamos en misión de buscar una maquina para cocer, ¿quien podría tener una maquina de cocer en la noche en el pueblo de Chichiriviche? Por suerte recordamos que valentina, artesana tenia una maquina de cocer asíque corrimos en su búsqueda y frente a nuestra cara de desesperados  nos la presto sin dudarlo. Al otro día ella se iria lejos del pueblo por lo que deberíamos de entregarle la maquina antes del mediodía. Comenzamos el trabajo casi imposible de terminar en la noche, prácticamente no parábamos y nos invadía el enojo cada vez que la bobina se quedaba sin hilo y había que rellenarla nuevamente. A La mañana siguiente , cuando todavía no habíamos podido terminar el trabajo buscamos a Valentina Para pedirle unas horas      mas de Maquina y en ese momento nos enteramos de que ella ya se había ido del pueblo. Con mas tranquilidad seguimos adelante con el trabajo mucho mas aliviados que antes y con la certeza de que en unas horas terminaríamos.

La lluvia paso de ser torrencial a mas escasa, las nubes no se iban pero la gente que iba a disfrutar del cayo ya estaba instalada.
Todo estaba resuelto, solo había que salir. Los das siguientes estuvieron acompañados de nuevos amigos: Caro, diego, Paula, Jimena, Paula, pieru, Piera, Simon, Leandro, Luciana y rencuentros con los mágicos renolentos: Dani Y Carla, Y Belén y Jimena recién llegadas de Cuba Ademas nos reecontrabamos con Ani y Michael a quienes despedíamos hace más de tres meses. En río verde, Ecuador

Los rencuentros desembocaron en festejos de cumpleaños, de Nati y de Leandro el mismo día 16 de abril y el de Jimena, el 22, panzadas con chorizos, tortas y dulce de leche caserito de la mano de diego y Fernet a cargo de los expertos renolentos cordobeses.





















De ahí todos los caminos se bifurcaban, la buena temporada logro que todos elijamos el destino que mas queríamos, Algunos se volvieron a Córdoba, otros a mar del plata, otros a buenos aires y otros se quedaban recorriendo sin preocuparse por las ventas, otros como nosotros nos íbamos a Cuba.




Bueh, algunos casi que no se van... que le pasa a esa Vespa Simon!?















Premio despues de tanto trabajado con Pieru, Piera, Belen y Jimena acampamos algunos dias en el hermoso cayo sombrero







La tropa masculina a la carga con el intento de venta artesanal










Saltamos a la 1, a las 2, a las 3... dijimos 3 natyyyyy!!!


Cayo Sal




Desde Chichiriviche algun momento había que arrancar. La temporada turística estaba terminando y los cayos estaban desolados. Faltaban pocos días para Atravesar Venezuela y terminar en Isla Margarita...

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