Me senté en las escaleras. En frente, en un parque inmenso debajo de los arboles frutales,varios pavos se disputaban los frutos maduros del manzano.
Uno o dos pavos subieron para mordisquear desde arriba. Quizá por accidente o solidaridad tiraban algunas manzanas a la otra parte del grupo que había decidido comer las manzanas que les caían del cielo. Los miraba masomenos a 3 o 4 metros de distancia. Me preguntaba si les importaba.